Dispensario Andino

Chile ha sido testigo de procesos judiciales que han desafiado el paradigma prohibicionista de la guerra contra las drogas, donde la persecución penal de personas por el uso de plantas con efectos psicoactivos a llevado a juicios emblemáticos en Chile han dejado importantes enseñanzas y contribuciones para impulsar un enfoque más compasivo y humano hacia las sustancias psicoactivas.

Uno de los juicios emblemáticos en Chile fue el realizado contra Ricardo Jiménez por el uso ritual del cactus San Pedro, Rumi y Danae Saenz por el empleo de la Ayahuasca en ceremonias chamánicas, y Triagrama por el cultivo y uso ritual de cannabis. Estos juicios destacaron por la violencia desproporcionada con que fueron tratados y por la discriminación evidente en el proceder de la justicia. Sin embargo, también han sido cruciales para cuestionar estereotipos y promover un diálogo sobre la necesidad de reformas legales.

El caso de Ricardo Jiménez, condenado en 2010, ejemplifica la defensa de prácticas rituales y terapéuticas con el San Pedro, mientras que Rumi y Danae Saenz, absueltos en 2012, resaltaron la importancia del uso ritual-terapéutico-espiritual de la Ayahuasca. El proceso contra Triagrama, liderado por el Dr. Milton Flores, evidenció la necesidad de reconocer la dimensión espiritual de la existencia humana y promover el respeto a la soberanía personal.

La sentencia de la Corte Suprema en 2015, que absolvió a Paulina González, marcó un hito al establecer que el sistema penal debe proteger un espacio de libertad y autonomía para que las personas puedan ejercer sus derechos fundamentales. Esta decisión respaldó el cultivo personal de cannabis y sentó las bases para el avance de los clubes cannábicos.

Las enseñanzas de estos juicios han contribuido a promover un cambio de paradigma hacia políticas de drogas más compasivas y basadas en evidencia. A través del reconocimiento de la dimensión espiritual de la existencia humana y la defensa de la soberanía personal, estos casos han inspirado un mayor respeto por las prácticas terapéuticas y espirituales con enteógenos.

En un momento en que la sociedad chilena continúa debatiendo sobre el uso de sustancias psicoactivas, es fundamental reconocer y valorar las lecciones aprendidas de estos juicios emblemáticos. Al defender y cuidar nuestras prácticas espirituales y terapéuticas, estamos promoviendo un enfoque más humano y compasivo hacia las drogas, basado en el respeto a los derechos fundamentales de cada individuo.

Fuente: blog TRIAGRAMA 

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